lunes, 14 de mayo de 2012

El bienestar de la libertad


En lugar de dejarle viciarse en el aire malsano de una habitación, condúzcasele diariamente a un prado. Allí, que él corra, que se recree, que caiga cien veces por día, tanto mejor: aprenderá más pronto a levantarse. El bienestar de la libertad restaña muchas heridas. Mi alumno tendrá contusiones con frecuencia; en compensación, estará siempre alegre. Si los vuestros las sufren menos, estarán siempre contrariados, siempre encadenados, siempre tristes. Dudo de que el beneficio quede de su parte.



Jean-Jacques Rousseau, "Emilio, o de la educación" (fragmento)

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